Hoy trataremos otra de las competencias de inteligencia emocional intrapersonal, que es la gestión de la frustración.
La gestión de la frustración consiste en la capacidad de la persona para sobreponerse a circunstancias adversas o difíciles, en las que los resultados que obtiene no son los que esperaba.
Implica tener flexibilidad para poder adaptar sus estrategias o acciones, mantener una actitud autocrítica constructiva y positiva para identificar los aspectos positivos y ser proactivo para buscar nuevas formas de afrontar los desafíos.
Conocer la gestión de la frustración
Las personas que gestionan su frustración suelen mantener un estado de ánimo adecuado a pesar de las situaciones complejas y aprovechan esas crisis como oportunidades para desarrollarse y crecer, buscando soluciones en lugar de sólo identificar los obstáculos.
Esta competencia tiene, por tanto, mucho que ver con otras competencias tratadas anteriormente como la flexibilidad, la iniciativa, el autocontrol, la perseverancia y la resiliencia.
Esta competencia es muy valorada en los líderes en las organizaciones, ya que les permite:
1• mantener la calma y el bienestar emocional en los equipos y/o en su entorno
2• cuidar la motivación y facilitar la comunicación y la colaboración, evitando conflictos innecesarios
3• incrementar la efectividad en situaciones adversas, enfocándose en soluciones
4• aumentar la resiliencia, desarrollando la capacidad de recuperarse rápidamente de las dificultades.
¿CÓMO PUEDO IR DESARROLLANDO MI GESTIÓN DE LA FRUSTRACIÓN?
Te invito a que reflexiones por escrito sobre los siguientes aspectos en los próximos días en las situaciones adversas que afrontes:
Autoconocimiento (gestión de la frustración)
Reconoce y acepta tus emociones sin juzgarte. Identifícalas y “date permiso” para poder sentir esas emociones en las situaciones difíciles que estés enfrentando actualmente. Practica la autocompasión cuando enfrentes frustraciones. Al ser compasivo contigo mismo y aceptar tus emociones, en lugar de rechazarlas o tratar de ocultarlas, podrás gestionar mejor las situaciones difíciles.
¿Qué emociones sientes con más frecuencia cuando te enfrentas a situaciones donde no consigues lo que esperas?
¿Qué te dices a ti mismo/a en esas situaciones?
¿Cómo podrías utilizar un lenguaje más comprensivo y compasivo la próxima vez?
¿Sabes qué le dirías a tu mejor amigo/a si enfrentase una situación similar?
¿Cuántas veces te hablas como le hablarías a tu mejor amigo/a?
Resiliencia (gestión de la frustración)
Trabaja en construir tu resiliencia emocional mediante la práctica de la gratitud, el mindfulness y el enfoque en las soluciones. Técnicas como la meditación y la reflexión positiva nos ayudan a fortalecer la resiliencia.
Estas prácticas te ayudan a mantener una perspectiva equilibrada.
¿Qué aspectos positivos puedes extraer de la situación difícil que estás viviendo?
Si hubiese una “intención positiva” que justificase el que estés viviendo esta situación, ¿cuál sería?
Comunicación abierta y honesta (gestión de la frustración)
Expresa tus sentimientos de manera constructiva y busca apoyo cuando lo necesites. Hablar abierta y honestamente sobre nuestras frustraciones nos facilita aceptar la situación y a partir de ahí buscar soluciones.
Compartir tus preocupaciones puede aliviar la carga emocional y abrir caminos hacia otras alternativas.
¿En quién puedes apoyarte para compartir lo que sientes en esa situación?
Establecimiento de expectativas realistas (gestión de la frustración)
Ajusta tus expectativas para que sean alcanzables y realistas. Acepta que los contratiempos son parte del proceso.
¿Cómo de realistas son tus expectativas?
¿Cómo podrías ser más flexible en los resultados que esperas?
¿Cuál es el aprendizaje que estás teniendo en esta situación?
Entender que los errores y fracasos son oportunidades de aprendizaje nos ayuda a gestionar mejor la frustración.
Técnicas de relajación (gestión de la frustración)
Incorpora técnicas de relajación como la respiración profunda, el yoga o el ejercicio regular en tu rutina diaria. Practica actividades que reduzcan el estrés físico y mental. Estas técnicas te permiten calmarte y recuperar la claridad mental.
¿Qué actividades puedes realizar que te ayudan a disminuir el estrés?
¿Qué te ayuda a relajarte que puedas adoptar como hábito en momentos de dificultad?
Enfoque en el proceso, no sólo en el resultado (gestión de la frustración)
Valora el esfuerzo y el aprendizaje continuo, no sólo los resultados finales. Celebra los pequeños logros. Aprecia el camino recorrido y los progresos realizados. Al enfocarte en el proceso, reduces la presión y la frustración.
Búsqueda de apoyo y mentoring (gestión de la frustración)
Busca el apoyo de amigos, familiares o mentores que puedan ofrecerte perspectivas y consejos valiosos. Es importante tener una red de apoyo y contar con personas que te escuchen y te aconsejen para gestionar la frustración.
“Acuérdate de seguir desarrollando tu talento para alcanzar tu mejor versión”