Desarrollar talento: La formación en los equipos con talento

¿Cómo desarrollar talento en tus equipos? En el aprendizaje de adultos hay un punto básico a tener en cuenta, que garantizará el éxito de la formación: es la capacidad de motivarles, de conseguir desde el primer momento que se involucren, participen e interioricen al máximo los conocimientos y mensajes que quieras transmitirles.

Recuerda esta famosa frase de Antoine de Saint – Exupéry:

Si quieres construir un barco, no empieces por cortar las maderas y distribuir el trabajo, sino que primero has de saber evocar en los hombres el anhelo de mar libre y ancho

Cómo desarrollar talento en tus equipos 

Para que la formación sea exitosa para desarrollar talento, el participante debe percibir:

1. Utilidad: Que vea claro de qué modo le puede beneficiar.

2. Practicidad: Que tenga aplicabilidad directa en su trabajo.

3. Experiencial: Que pueda experimentar y practicar aquello que luego deba hacer.

4. Seguridad: Que aprenda en un entorno de seguridad, que no se sienta “evaluado”, sino que comprenda que recibe la formación para aprender y desarrollarse.

En el aprendizaje con adultos hay que tener presente que las personas retienen:

– El 20% de la información que oyen.

– El 30% de la información que ven.

– El 50% de la información que ven, oyen y practican en un entorno positivo.

Por todo ello, resulta más efectivo si combinamos de forma adecuada la información visual, las explicaciones y los ejercicios prácticos.

Ejercicios prácticos para desarrollar talento 

En las sesiones formativas que hagas con un grupo de personas debes cuidar tanto la comunicación verbal como la no verbal, recuerda que es importante no sólo lo que dices, sino cómo lo dices y cómo lo dicen tu cuerpo, tus gestos, tu voz, etc.

Cada participante analiza de forma global el mensaje que transmites y la coherencia de ese mensaje con el resto de los mensajes que tú emites, de forma consciente o inconsciente.

En lo que se refiere a la comunicación no verbal recuerda una serie de pautas consideradas buenas prácticas:

• Mantén una expresión facial relajada y sonriente.

• Intenta mantener el contacto visual con todos los participantes.

• Sonríe siempre que puedas.

• Evita tener los brazos cruzados o las manos en los bolsillos.

• Orienta tu postura hacia el grupo o hacia la persona a la que te dirijas o quieras que participe.

• Intenta moverte por la sala de vez en cuando y mejor no te sientes, para no perder la dirección.

• Los gestos que hagas con las manos intentan que sea a la altura del pecho, (ya que es el marco visual que perciben los asistentes) e intentan que sean adecuados al ritmo de la charla.

• Es mejor que no tengas cosas en las manos y que evites los movimientos nerviosos con manos y pies.

• Es conveniente que adecues tu indumentaria al auditorio que vas a tener, para crear cercanía a ellos.

Desarrollar talento : evita los prejuicios 

Intentaremos evitar el error que nos lleva a la “profecía autocumplida”, es decir, el tener prejuicios sobre los participantes, ya que a veces ocurre que el poder de lo que esperamos de otra persona por sí mismo puede condicionar su comportamiento.

En ocasiones, lo que creemos que uno es capaz de hacer, resulta decisivo para su evolución. Cuando tenemos una idea determinada de un participante, trabajamos con él según esa idea. Esa idea se comunica incluso si no la formulo con palabras.

Por todo ello, recuerda que, si quieres que alguien sea un virtuoso, trátale desde el primer momento como si ya lo fuera.

En general, la actitud más adecuada que debe tener el formador es una actitud comprensiva, con un trato de igualdad y respeto a los participantes y de escucha activa, con empatía, autocontrol y lenguaje positivo.

Como conclusión, recordemos que si queremos conseguir equipos de alto rendimiento y con gran  implicación, la formación y el desarrollo de los miembros del equipo es una pieza clave y estratégica en nuestra gestión como líderes para desarrollar talento.