Hoy hablaremos de una competencia de inteligencia emocional interpersonal que es la amabilidad. La amabilidad se refiere a la cualidad de la persona de ser considerada, tolerante, de buen trato.
La persona amable se relaciona con respeto con los demás, reconociendo sus derechos y dignidad, aún cuando no esté de acuerdo con sus opiniones o creencias. La persona amable trata con gentileza a los demás y tiene cuidado en su comunicación, mostrando cortesía y afecto hacia los demás.
Es una habilidad interpersonal que se demanda cada vez más en las organizaciones, ya que las personas amables fomentan un clima sereno, agradable y respetuoso, tanto para las personas que trabajan en la empresa como para los clientes y personas que están fuera.
La amabilidad: ser amable
Ser amable está relacionado con otras competencias de la inteligencia emocional vistas anteriormente, como son la confianza en uno mismo, el autocontrol, la empatía y la comunicación.
Para Seligman, la amabilidad nos hace reaccionar ante la adversidad con la respuesta de cuidar y proteger frente al impulso de supervivencia de luchar o huir.
Además, ayudar a los demás aumenta los niveles de serotonina, un neurotransmisor relacionado con el control de las emociones y el estado de ánimo, que nos hace sentir satisfechos.
Otra de las ventajas de sentirse recompensado por hacer el bien es que reduce nuestros niveles de estrés, ya que disminuye el cortisol.
¿CÓMO PUEDO IR DESARROLLANDO MI AMABILIDAD?
Te propongo que cojas boli y papel y reflexiones sobre estas cuestiones para diseñar tu plan de acción:
Identifica tu lenguaje
• Identifica cómo cambia tu forma de expresarte, tu cara o tu lenguaje corporal cuando tienes un día complicado, en el que parece que todo sale del revés y sientes que estás enfadado.
¿Cómo puedes utilizar un lenguaje más amable? ¿Qué palabras o gestos quieres evitar en esos momentos?
Generosidad
• La amabilidad es un acto de generosidad genuino, con el deseo de hacerle la vida más fácil a los demás. Piensa en cómo puedes mostrar esa generosidad en tu próxima conversación con algún colaborador o cliente en tu entorno de trabajo.
¿Cómo puedes ayudarle? ¿Qué puedes decirle a esa persona con un tono amable para que se sienta reconfortado?
Una sonrisa
• A lo largo de esta semana saluda con una sonrisa y mirando a los ojos a las personas con las que te encuentres, usa las dos palabras mágicas, “por favor” y “gracias” siempre que tengas ocasión.
Comprobarás el efecto poderoso y contagioso que puede tener la amabilidad en nuestro entorno.
No prejuzgues
• Cuando hables con una persona intenta parar la radio interior que todos tenemos, no prejuzgues y esfuérzate en aceptar a la persona tal y como es. Ofrece ayuda desinteresada si la persona lo necesita, pero solo la que puedas llevar a cabo.
Decir la verdad
• La persona amable también dice la verdad de una forma suave y con tacto cuando hacerlo resulta de utilidad para la otra persona. Piensa cómo puedes dar esa retroalimentación de forma delicada y cuidadosa para no herir y a la vez comunicar honestamente la información que ayudará a la persona a mejorar.
“Acuérdate de seguir desarrollando tu talento para alcanzar tu mejor versión”