Como todos los años, por estas fechas, muchos de nosotros hacemos balance de las experiencias y aprendizajes que hemos vivido a lo largo del año que está a punto de acabar. En muchas ocasiones hemos puesto a prueba nuestras capacidades en situaciones nuevas, hemos probado cosas diferentes, en otras no hemos conseguido lo que esperábamos y eso nos ha hecho tener un otro punto de vista y ha ampliado nuestra capacidad de entender la realidad.
En todo caso, estas vivencias, sobre todo las que han supuesto un desafío, nos han permitido aprender, evolucionar y seguir avanzando en nuestro camino de desarrollo.
Por otro lado, aprovechando estos días, podemos hacer también la reflexión sobre los sueños que queremos realizar en el año que comienza. Como se suele decir, “la única diferencia entre un sueño y un objetivo es una fecha”.
Es importante, por tanto, que pongamos una fecha a la consecución del logro y nos pongamos en acción. Este hecho es algo determinante para nuestro progreso, ya que nos convencemos de que lo vamos a conseguir gracias al poder de la intención. A partir de ahí estableceremos un plan de acción que, paso a paso, (y con una fecha de cumplimiento prevista para cada etapa) nos permitirá cumplir con el objetivo deseado.
¿Cómo podemos identificar y definir nuestros objetivos?
1.- Escoge un momento a solas en el que puedas parar y reflexionar sobre lo que realmente te gustaría conseguir. ¿Qué es lo que quieres conseguir? ¿En qué medida depende de tí? ¿Cómo lo podrías enunciar de forma positiva?
2.- Imagina cómo podrías darte cuenta de que has conseguido este objetivo y visualiza la situación una vez que lo hayas obtenido. ¿Cómo te verías en ese momento? ¿Qué escucharías? ¿Cómo te sentirías? ¿Cómo se daría cuenta otra persona de que lo has conseguido?
3.- Piensa en el entorno en que deseas que se realice tu objetivo. ¿Dónde quieres que se manifieste y con qué persona/s? ¿Dónde no quieres?
4.- Establece un tiempo congruente en el que quieres alcanzar tu objetivo, un plazo de tiempo que sea realista y a la vez retador. ¿En qué plazo deseas alcanzarlo?
5.- Revisa si el objetivo está formulado de una forma que te resulta motivadora para alcanzarlo. ¿Es un aliciente para tí el modo en que lo has definido? ¿Qué cambiarías?
6.- Si tuvieras que resumirlo en una frase que te motive, de un modo y con un plazo alcanzable, ¿cuál sería?
7.- Ahora analiza cómo se relaciona ese objetivo con tu visión de la vida, qué te aportará realmente conseguir ese logro. ¿Para qué te servirá? ¿Qué conseguirás? ¿De qué te alejas al alcanzarlo? ¿A que te acercarías si lo consiguieras? ¿Qué representa para ti conseguirlo? ¿Te identificas con el objetivo?
8.- Revisa cuáles son los obstáculos o limitaciones que te han impedido lograrlo anteriormente. ¿Qué obstáculos internos o externos te impiden lograrlo?
9.- Haz una lista de las necesidades para conseguirlo y de los recursos que tienes para alcanzar tu objetivo. ¿Qué necesitas para lograrlo? ¿Qué recursos tienes que puedes utilizar? ¿Cuáles puedes conseguir? ¿Cómo vas a emplearlos?
10.- Por último, chequea cómo afecta el que consigas tu objetivo a tu entorno, para evitar posibles conflictos. ¿En qué te beneficia si lo consigues? ¿Qué podrías perder? ¿Cómo afectaría a las personas de tu entorno? ¿En qué áreas de tu vida influiría? ¿Cómo gestionarías ese impacto? ¿Cómo influiría el conseguir este objetivo ahora con otros objetivos futuros?
¿Realmente deseas conseguir este objetivo?
Si la respuesta a esta pregunta es sí… ¡Enhorabuena! Ya tienes definido tu objetivo y ya has dado el primer paso para alcanzar tu sueño. Ahora sólo tienes que seguir dando los pasos de tu plan de acción para poder conseguirlo.
… Y recuerda la reflexión del maestro Walt Disney:
«Si lo puedes soñar, lo puedes lograr»