La competencia de foco, según Daniel Goleman, se refiere a la capacidad de concentrarse en tareas específicas, mantener la atención en objetivos importantes y resistir las distracciones. Esta habilidad es crucial para la efectividad personal y profesional, ya que permite a las personas gestionar mejor su tiempo y energía, aumentando así su productividad y rendimiento.
Las personas que tienen foco pueden completar tareas de manera más eficiente, (mayor productividad), con mayor calidad, (por una atención más detallada y menos errores), priorizan las tareas importantes y tienen menor sensación de estrés.
Es una competencia de inteligencia intrapersonal relacionada por tanto con otras competencias vistas anteriormente como la capacidad de concentración, la priorización y gestión del tiempo, el autocontrol y la orientación a resultados.
Enfoque en medio de distracciones: distracciones sensoriales y emocionales
Podemos considerar que existen dos variedades principales de distracciones: sensoriales y emocionales.
Las distracciones sensoriales, incluidas las obras de al lado o la conversación de tus compañeros de trabajo cerca de tu mesa, pueden dificultar la concentración. Perfeccionar nuestra atención selectiva nos permite permanecer absortos en aquello en lo que queremos centrarnos.
Las distracciones sensoriales
Las distracciones sensoriales son simples: mientras lees estas palabras, estás desconectando el espacio en blanco que rodea este texto. Tu cerebro está en medio de una gran cantidad de estímulos entrantes, como sonidos de fondo, formas, colores, sabores, olores o sensaciones.
Si alguna vez leíste en una cafetería llena de gente, trabajaste en una oficina abierta o tuviste una conversación en un restaurante ruidoso, has utilizado la atención selectiva: la capacidad de mantener tu atención en una sola tarea.
Las zonas prefrontales del cerebro controlan la capacidad de permanecer firme en un objetivo e ignorar todo lo demás. Los circuitos especializados en esta área aumentan la intensidad de las señales entrantes en las que queremos concentrarnos (ese libro) y reducen aquellas que decidimos ignorar (aquellas personas que charlan en la mesa de al lado).
Cuanto más fuerte sea nuestra atención selectiva, más poderosamente podremos permanecer absortos en lo que hemos elegido hacer.
Las distracciones emocionales
Además de las distracciones sensoriales, nuestra capacidad de concentración también se ve afectada por las distracciones emocionales, como las tensiones en una relación o los nervios por una próxima presentación, que presentan el mayor desafío incluso para los más concentrados. El equilibrio emocional y el autocontrol (competencias de inteligencia emocional intrapersonal ya vistas anteriormente) nos permiten gestionar eficazmente las distracciones emocionales.
¿CÓMO PUEDO IR DESARROLLANDO MI FOCO?
Te invito a reflexionar sobre las siguientes cuestiones:
1. Autoconocimiento
Reflexiona sobre tus hábitos de trabajo y reconoce cuándo y por qué te distraes. Es importante conocerse a uno mismo e identificar tus patrones de distracción es el primer paso para mejorar tu capacidad de foco. Reflexiona sobre una situación en tu vida en el que múltiples problemas convergieron, exigiendo tu concentración:
¿Cómo te desenvolviste en esas situaciones y qué te enseñó esto sobre tu propia capacidad de concentración y resiliencia?
¿En qué parte de tu vida te ha resultado más difícil concentrarte y por qué? ¿Podría ser un signo de inseguridades ocultas? Escribe sobre este espacio de resistencia y lo que podrías necesitar afrontar.
2. Establecimiento de Metas Claras
Define metas claras y específicas para cada día, semana y mes. Divide las tareas grandes en tareas más manejables. Establece objetivos claros y alcanzables. Tener una visión clara de lo que deseas lograr te ayudará a mantener el enfoque.
¿Cuál es tu visión de lo que quieres lograr? ¿Tienes claros tus objetivos? ¿Son realistas?
3. Priorizar y Planificar
Usa herramientas de planificación como listas de tareas, agendas y aplicaciones de gestión del tiempo para organizar tu trabajo. Planificar tu día con antelación. Prioriza las tareas más importantes y asegúrate de dedicar tiempo suficiente a ellas.
¿Cuáles son las 2 o 3 (máximo) tareas prioritarias en las que eliges concentrarte hoy? ¿Cuánto tiempo vas a dedicar a cada una? ¿Cuál es el mejor momento del día para realizarlas?
4. Crear un entorno de trabajo óptimo
Organiza tu espacio de trabajo para minimizar distracciones. Mantén tu área de trabajo limpia y ordenada. Es importante tener un entorno de trabajo positivo. Un espacio ordenado y libre de distracciones físicas ayuda a mantener el foco.
¿Cómo puedes propiciar que tu lugar de trabajo te resulte ordenado y libre de distracciones?
5. Practicar la Atención Plena (Mindfulness)
Incorpora prácticas de mindfulness en tu rutina diaria para mejorar tu capacidad de concentración y reducir el estrés. El mindfulness es una herramienta poderosa para el enfoque. Dedica unos minutos cada día a meditar y centrar tu mente.
6. Gestionar las distracciones digitales
Limita el uso de dispositivos electrónicos y aplicaciones que no sean esenciales para tu trabajo. Establece tiempos específicos para revisar correos electrónicos y redes sociales. Evita la multitarea digital para mantener el foco en una tarea a la vez.
¿Cómo puedes reducir las interrupciones y/o notificaciones innecesarias de tus dispositivos cuando quieres concentrarte?
7. Tomar descansos regulares
Implementa técnicas u otras estrategias de gestión del tiempo que incluyan descansos regulares para recargar energías. Toma descansos cortos y regulares para evitar el agotamiento. Estos descansos te permiten recuperar la concentración y mantener un alto nivel de productividad.
“Acuérdate de seguir desarrollando tu talento para alcanzar tu mejor versión”

