¿Qué es la asertividad?
La asertividad, un tema que preocupa en muchas ocasiones a los clientes de los procesos de coaching ejecutivo que realizo.
Con frecuencia nos encontramos en situaciones en nuestro entorno profesional donde parece que no nos comunicamos de la forma que nos gustaría. Alguna veces nos sentimos agredidos, encontramos que otras personas (a menudo nuestro jefe) están sobrepasando nuestros límites, no nos comprenden, o actúan pasando por altos nuestros sentimientos o cómo sus acciones influyen en nosotros.
¿Cómo suelo actuar en esas ocasiones? ¿Me dejo llevar por mi enfado y “pierdo los papeles”? ¿Siento indefensión, tristeza o angustia en esos momentos? ¿Me causa ansiedad o miedo el pensar en estas situaciones?
Qué se entiende por asertividad
En primer lugar podemos recordar qué es lo que se entiende por asertividad:
La asertividad es la capacidad de expresar mis opiniones, deseos, emociones y sentimientos de una forma honesta y adecuada, sin vulnerar los derechos de los demás y sin permitir que los demás vulneren los míos
La asertividad es una habilidad social que nos permite situarnos en un término medio entre la comunicación agresiva y la comunicación pasiva. Es una competencia de la inteligencia emocional, que aúna el autoconocimiento, (el saber reconocer mis emociones) y la empatía (observar y conocer las emociones de los demás) y la habilidad de comunicación, (capacidad de expresarnos de forma equilibrada y apropiada).
Ejemplo de asertividad
Por poner un ejemplo, en un contexto de trabajo: imaginemos que un jefe llega a mi mesa y empieza a gritarme, diciéndome que le entregue cuanto antes el informe que tenía que prepararle para hoy. Su tono de voy es intimidatorio, usa lenguaje vulgar, se acerca a mi espacio físico y no me da tiempo para responderle, (en este ejemplo esta comunicación sería un ejemplo de comunicación agresiva).
Ante esta situación tengo tres posibles respuestas automáticas de mi sistema límbico: lucha, huida o bloqueo, (corresponden a las reacciones primarias del cerebro que se activan cuando aparece una amenaza, (la emoción asociada es la del miedo). En este caso la amígdala cerebral tiene la misión de integrar esta emoción y asociar nuestro patrón de respuesta inmediata, para protegernos y procurar nuestra supervivencia.
Por ejemplo, en la situación anterior, la lucha sería ponerme a gritar y/o discutir con mi jefe con su mismo modo de comunicación y el bloqueo sería bajar la cabeza y aguantar ese ataque sin decir nada y sintiéndome abatido, ansioso o acorralado.
Así, por suerte, además del sistema límbico, contamos con una corteza prefrontal que nos va a ayudar a elegir cuál va a ser nuestro comportamiento, coordinando nuestros pensamientos y acciones para que podamos responder de la forma más adecuada para nosotros.
Por tanto, nuestra respuesta ya no tiene porqué ser automática, sino que podemos decidir cómo reaccionar ante las emociones que se generan en esas situaciones. Puedo elegir expresar de forma firme y segura mi opinión y cómo me siento ante esa situación, sin que otras personas vulneren mis derechos.
Asertividad y mis derechos asertivos
Hay situaciones como las del ejemplo anterior donde pueden estar vulnerándose nuestros derechos. Es interesante que recordemos cuáles son nuestros derechos como personas y comprender que los demás tienen esos mismos derechos. Por tanto, puedo ejercer mis derechos asertivos siempre que respete los derechos de los demás.
DERECHOS ASERTIVOS
1. El derecho de ser tratado con respeto y dignidad.
2. El derecho a tener y expresar mis propios sentimientos y opiniones.
3. El derecho a reconocer mis necesidades, tener mis objetivos y tomar mis propias decisiones.
4. El derecho a decir “no” sin sentirme culpable.
5. El derecho a pedir lo que quiero o necesito, aceptando a su vez que puedan negármelo.
6. El derecho a cometer errores.
7. El derecho a ser independiente.
8. El derecho a no necesitar la aprobación de los demás.
9. El derecho a no ser perfecto.
10. El derecho a dar, (o no) explicaciones sobre mi comportamiento.
Cómo ser asertivo
Cuando se producen comportamientos agresivos (o pasivos) es porque la persona está considerando que sus necesidades, opiniones o creencias son más importantes que las de los demás, (o menos). El comportamiento agresivo refleja un deseo de “ganar” aún a costa de perjudicar a los demás, busca que le teman o sentirse poderoso infundiendo miedo. La persona con comportamiento pasivo, por el contrario, intenta a toda costa complacer a los demás, evitar el conflicto, aún a costa de salir perjudicado, se siente “víctima” e incluso siente culpa.
Uno de los primeros pasos para cambiar estas situaciones es analizar y tomar conciencia de cuál es nuestro comportamiento:
- ¿Qué es lo más importante para mí cuando me piden algo? (busco reconocimiento, que me acepten, que me valoren, que sientan que soy necesario…).
- ¿Qué siento cuando me dicen no? (rechazo personal, que no me valoran, que no soy importante, que no soy querido…).
- ¿Qué siento cuando quiero decir “no” en una situación? (culpa, frustración, ansiedad, miedo,…).
Es interesante prestar atención a cuál es nuestro proceso mental en estas situaciones y entender que si decimos “no” a una situación (o nos dicen “no”) estamos manifestando nuestro derecho a expresarnos y no es una afrenta personal, (o los demás están ejerciendo a su vez su derecho a decir “no”).
Cómo desarrollar mi asertividad
Después de esta toma de conciencia te invito a afianzar el poner en práctica unos sencillos pasos para desarrollar tu comunicación asertiva en próximas situaciones:
- Escucha atentamente lo que te dice la persona, céntrate no sólo en lo que dice, sino en cómo lo dice, cómo es su lenguaje no verbal, qué emoción manifiesta, qué lees entre líneas con su comportamiento.
- Obsérvate a ti mismo como si fueras un observador externo, qué estás sintiendo en esa situación, qué emoción te produce, qué piensas sobre esa situación y qué quieres hacer.
- Expresa lo que piensas y sientes de forma firme y adecuada. Si es necesario para ti tómate un tiempo antes de contestar para poder hacerlo de la forma que deseas. Responde de forma sincera y honesta contigo mismo. Busca el consenso y el acuerdo que os beneficie a los dos.
Espero que este post sobre asertividad te haya resultado útil, me encantaría que me hicieses llegar tu opinión y comentarios 😉
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
• “La asertividad, expresión de una sana autoestima”, Olga Castanyer
• “No diga sí cuando quiera decir no”, Herbert Fensterheim y Jean Baer
Hola Noelia, gracias por el post. Es cierto que la gestión de conflictos y la asertividad van de la mano y aprender a gestionar conflictos y manejar la asertividad son habilidades importantes. En relación con el vídeo de Margaret H. qué razón tiene cuando se refiere a lo importante que sería llevar a la educación habilidades para la gestión de conflictos, y como un conflicto es realmente una herramienta de pensamiento conjunto. Un obstáculo es que el conflicto suele estar considerado como algo negativo en la sociedad y genera temores, cuando realmente el conflicto es fundamental para la evolución de las personas.
Muchas gracias por tu comentario y por las reflexiones que propones. Es my interesante esa idea de tratar el conflicto como fuente de alternativas, innovación y pensamiento crítico, gracias por tu aportación!
Hola Noelia Muy buen articulo, me he percatado que muy pocas conocen el termino de asetividad y es algo triste ya que es esencial la asertividad para tener una comunicación clara con el entorno social
saludos
Muchísimas gracias por tu valoración, Erika, como tú dices, es un factor clave que seamos asertivos para que la comunicación fluya mejor y más clara, un abrazo!