Para conseguir nuestros objetivos es importante que estemos convencidos de que podemos lograrlos. Una vez que hemos fijado nuestros objetivos de una forma realista, motivadora y hemos definido en un análisis previo que son realizables… ¿por qué muchas veces tenemos una voz interior que nos desanima y nos boicotea?
En ocasiones somos nosotros mismos los que nos ponemos obstáculos para conseguir aquello que nos hemos propuesto, porque nos repetimos mensajes que en vez de darnos energía para llevarnos a la acción, nos limitan o nos bloquean. Ésas son las creencias limitantes.
Pasar de tener creencias limitantes a creencias potenciadoras que nos impulsen a la acción y a conseguir nuestras metas es posible.
Para ello es necesario seguir tres pasos:
1. IDENTIFICAR LAS CREENCIAS LIMITANTES
Este paso nos permite la “toma de conciencia”.
- Detecta las creencias que tienes. Las creencias son las presuposiciones que cada uno tenemos acerca de ciertas cosas. En ocasiones puede ser fácil y que seamos conscientes de las mismas. Sin embargo, dado que son automáticas, en otras ocasiones puede ser más complicado detectarlas y que necesitemos ayuda.
Algunos ejemplos:
“A mi edad ya no se puede”
“Soy así y siempre lo seré”
“Yo nunca podré dejar de fumar”
“En mi familia somos todos así”
“Mejor pobre pero honrado”
“Lo intentaré, pero sé que no sirvo para eso”
- Reflexiona sobre cuándo aparecen. Suelen darse en determinados momentos y/o bajo determinadas condiciones.
- Piensa en qué te impiden conseguir. Esto es básico, ya que hay que saber qué es lo que nos estamos perdiendo por tenerlas, para que así tengamos claro el “motor del cambio”.
2. DESAFIAR LAS CREENCIAS LIMITANTES
Por un lado queremos alcanzar objetivos, pero por el otro tenemos creencias como: “La vida es dura” “Yo no tengo suerte, no me darán el trabajo” “No valgo lo suficiente para tener ese puesto”.
- Está claro que estos pensamientos nos impiden avanzar en nuestras vidas, ya que estamos siendo manipulados por nuestras propias creencias, que nos ponen barreras al desarrollo y nos bloquean influyendo en nuestros “mapas mentales”. En este paso puedes optar por desafiar tus propias creencias limitantes, cuestionándotelas.
Por ejemplo:
“A mi edad ya no se puede”: ¿Hay alguien en el mundo con tu edad que ha conseguido algo similar?
“Soy así y siempre lo seré”: ¿Qué cambios has hecho en tu vida cuando te lo has propuesto?
“Yo nunca podré dejar de fumar”: ¿Qué necesitarías para dejar de fumar?
“En mi familia somos todos así”: ¿Todos? ¿Siempre?
“Mejor pobre pero honrado”: ¿Siempre hay que ser pobre para ser honrado? ¿Existen personas honradas que no son pobres?
“Lo intentaré, pero sé que no sirvo para eso”: ¿Qué necesitarías para poder conseguirlo?
“La vida es dura”: ¿Siempre ha sido dura la vida contigo? ¿Has tenido algún momento no tan duro en tu vida?
“Yo no tengo suerte, no me darán el trabajo”: ¿En qué circunstancias te podrían ofrecer el trabajo? ¿Qué puedes hacer para tener más posibilidades?
“No valgo lo suficiente para tener ese puesto”: ¿Para qué eres bueno? ¿Qué se te da bien?
3. CAMBIA TUS CREENCIAS LIMITANTES
- Observa la lista de tus creencias limitantes: ¿Qué te ha supuesto tener esas creencias?
- Piensa en qué creencias te permitirían avanzar hacia tu objetivo. Sustituye de forma consciente tus creencias limitantes por creencias que te impulsen, que te den fuerza y te resulten “poderosas”.
Por ejemplo:
“Puedo conseguir lo que me proponga”
“Elijo cambiar”
“Soy capaz y sé que puedo hacerlo bien”
“La vida es maravillosa”
“Soy una persona única y especial”
“Merezco ser feliz”
- Lee tus nuevas creencias dos o tres veces al día, con sentimiento, convicción y emoción.
- Crea una imagen clara de tu vida (visualización) con esta creencia. Al principio te sentirás extraño/a, pero pronto empezarás a aceptarla como parte tuya.
- Empieza a buscar ejemplos anteriores en que te hayas demostrado esa creencia impulsora.
- Mira a tu alrededor, busca personas que hayan alcanzado lo que tú quieres lograr y aprende de ellas.
- Estudia y dale a tus nuevas creencias todo el apoyo que les puedas dar día a día.
Todos los recursos que necesitas para ser excelente los tienes ya dentro de ti mismo/a, lo único que te hace falta es conocer las herramientas para que surjan y poder sacar al exterior todo tu potencial