El elemento: el crecimiento personal comienza en ti

¿Estás en tu elemento? Para desarrollar tu crecimiento personal debes encontrar el punto de inflexión que te permita disfrutar con lo que haces, desarrollar todo tu potencial. El equilibrio entre nuestras aptitudes y nuestros gusto, en pro del crecimiento personal satisfactorio. Sobre este tema quiero recomendar en esta ocasión el libro de Ken Robinson, “El elemento”, del que me gustaría extraer y compartir en este post las ideas que considero más interesantes.

El mensaje central del libro es que las personas alcanzan el éxito y la satisfacción personal tras descubrir aquello que, de forma natural, se les da bien y les entusiasma. Este descubrimiento es un “punto de inflexión”, marca un antes y un después. Este hecho marca una dirección y un objetivo crítico en nuestra vida. Consiste en encontrar el punto donde se encuentran aquellas cosas que te gusta mucho hacer y las que se te dan bien. Es una forma diferente de identificar nuestro potencial para poder crecer a nivel personal y profesional.

Estar en nuestro elemento

Estar en nuestro “elemento” depende de que descubramos cuales son nuestras habilidades y pasiones personales. Muchas personas todavía no lo han hecho porque tienen una percepción muy limitada de sus capacidades naturales. Esto es así en varios sentidos:

Las posibilidades

La primera limitación está en relación con nuestra comprensión del alcance de nuestras posibilidades. Todas las personas nacemos con una capacidad extraordinaria para la imaginación, la inteligencia, la intuición, las emociones, la conciencia física y sensorial, pero normalmente empleamos una mínima parte de estas facultades.

Relación de posibilidades

La segunda limitación consiste en comprender cómo estas capacidades se relacionan entre sí de forma integral. Por lo general creemos que nuestro cuerpo, mente, sentimientos y relaciones con los demás funcionan de manera independiente y no entendemos el carácter holístico de esta relación.

Nuestro potencial

La tercera limitación está en nuestra escasa comprensión del potencial que tenemos para crecer y cambiar. Muchas veces la gente piensa que las capacidades van disminuyendo al hacernos mayores y que si hemos desaprovechado oportunidades que se nos han presentado ya nunca vuelven. Pero pensando así olvidamos que disponemos de un permanente y enorme potencial para renovarnos.

Busca el punto de encuentro para tu crecimiento personal

El “elemento” es, por tanto, el punto donde confluyen las aptitudes naturales y las inclinaciones personales. Tiene dos características principales y hay dos condiciones principales para estar en él. Las características son capacidad y vocación y las condiciones son actitud y oportunidad.

Capacidad

Capacidad es la facilidad natural para hacer una cosa, es una percepción intuitiva o una comprensión de qué es algo, cómo funciona y cómo utilizarlo.

Vocación

Vocación consiste en encontrar tu pasión, cuando siente un gran placer en lo que haces.

Actitud

Actitud es la perspectiva personal que tenemos de nosotros mismos y de nuestras circunstancias, el ángulo desde el que miramos las cosas, nuestra disposición, es un punto de vista emocional. Muchas cosas afectan a nuestra actitud: nuestra autoestima, nuestro carácter, nuestro espíritu, las percepciones de los que nos rodean y sus expectativas respecto a nosotros.

Oportunidad

Oportunidad se refiere a las ocasiones adecuadas para llegar a saber cuáles son tus aptitudes o hasta dónde pueden llevarte. Las aptitudes no llegan a hacerse patentes a menos que tengamos oportunidad de utilizarlas. Por eso, descubrir nuestro elemento depende de las oportunidades que tengamos, de las que creamos, de si las aprovechamos y de cómo lo hacemos.

¿Cómo sabemos si estamos en nuestro elemento?

Una de las señales más significativas de que estamos “en nuestro elemento” es la sensación de libertad y de autenticidad. Cuando hacemos algo que nos gusta y que se nos da bien tenemos muchas más probabilidades de centrarnos en nuestra verdadera autoconciencia: ser quienes en realidad creemos ser.

El doctor Mihaly Csikszentmihalyi, investigador de los aspectos positivos de la experiencia humana, en su libro “Fluir: una psicología de la felicidad”, definió el concepto de “fluir” como el momento en el que la energía psíquica (la atención) se centra en objetivos realistas y cuando las habilidades se corresponden con las oportunidades para la acción.

 

A veces se confunde el estar en su elemento con “tener buena suerte”. Wiseman ha identificado cuatro principios que caracterizan a las personas afortunadas:

  • Son expertas en crear, fijarse y actuar de acuerdo con las oportunidades cuando surgen.
  • Son efectivas a la hora de prestar atención a su intuición.
  • Las personas con suerte “esperan” serlo, crean una serie de profecías de autorrealización porque se internan en el mundo previendo un resultado positivo.
  • Su actitud les permite convertir la mala suerte en buena. Se mueven con rapidez para tomar el control de la situación cuando la cosa no les va bien.

El elemento consiste en una concepción más dinámica y orgánica de la existencia humana, en la que las diferentes partes de nuestra vida no se ven como si estuvieran cerradas herméticamente, sino interactuando e influyéndose entre sí.

El novelista ruso Aleksandr Solzhenitsyn lo planteaba así:

Si quieres cambiar el mundo, ¿Por quién empiezas? ¿Por ti o por los demás? Si empezamos por nosotros mismos y hacemos las cosas que necesitamos hacer y llegamos a ser la mejor persona que podamos llegar a ser, tenemos más oportunidades de cambiar el mundo para bien.

Así que ya sabes. Para cambiar lo que te rodea tienes que empezar por ti mismo, buscar cuál es tu punto de equilibrio entre tus aptitudes y tus gustos, para sentirte realizado con lo que haces y alcanzar todo el potencial en tu crecimiento personal. Objetivo: estar en tu elemento.

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